Juzgar constituye un proceso mental complejo, pero ineludible y presente en todos los actos de nuestra vida. El procedimiento metodológico que requiere de la persona, no se estructura como un algoritmo lógico sino como el discurrir de nuestro pensamiento cuando, motivado por sus propias actitudes, pone algo en duda, se maravilla ante situaciones, se plantea problemas o verifica sus propias teorías y convicciones. Todo ello significa que es necesario estimular en cada persona un hábito permanente de indagación que no se detiene en la simple opinión o en planteamientos superficiales y poco fundamentados ante los acontecimientos. Es necesario ir más allá; el juicio se construye a partir de lo más profundo que se ha vivido, implica responsabilidad al actuar y pone en juego toda la personalidad.
Existe una diferencia importante entre juzgar y tener tus propias opiniones. A veces, quien se niega a juzgar, acaba sin tener opinión
¿Cuál es la diferencia entonces entre juzgar, y tener tus propias opiniones?
El juicio parte de un prejuicio tener una opinión fija respecto a algo, sin haberla formado tú mismo, sin haber observado, pensado y evaluado.
Por el contrario, cuando te tomas la molestia de estudiar algo, conocerlo, observarlo, llegar a tus propias conclusiones de una manera justa y honesta... entonces puedes formarte una opinión sea la que fuere.
¿Por qué dijo que juzgar lastima? Cuando emitimos un juicio, estamos pasando por encima de aquello que juzgamos quizás por encima de una persona sin entender realmente de qué estamos hablando. Sin entender que hay atrás, s
Comentarios
Publicar un comentario